AUGUSTO FIGUEROA, 47. TEL.: 918 532 434. Roostiq es una sugerente novedad en el barrio madrileño de Chueca. En él confluyen el asador contemporáneo, con distintas interpretaciones de la atávica cocina del fuego, y el restaurante de finca, vinculado a una explotación agropecuaria —una dehesa de 150 hectáreas en Palazuelos (Ávila)— de donde procede buena parte de la materia prima. Las carnes de vacuno —un capítulo destacado en la propuesta de Roostiq— se las compran al proveedor de Martín Berasategui o Pedro Subijana, pero las chacinas de cerdo ibérico, así como muchas hortalizas, son de producción propia.
En Roostiq, todo se procesa en una cocina a la vista del comensal con tres elementos esenciales: el horno de leña que vino de Nápoles ladrillo a ladrillo, la parrilla de carbón y la propia llama que se usa para “saltear” a fuego directo, por ejemplo, unas exquisitas alcachofas confitadas en temporada. Buenos cómplices del horno napolitano son la pizza, como la suculenta calzone, o el pollo Roostiq, sabroso y jugoso, y por allí pasan también los “pimientos de Julia” o, evidentemente, un pan memorable que nos sirven cubierto de un magnífico tartar de tomate de la finca. Entre los imprescindibles de Roostiq, hay que empezar la comida con unos torreznos y terminarla con un postre como la tarta de manzana, que tampoco disimula su paso por el horno de leña.
A la carta, desde 30 €
Cierra los domingos por la noche
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