¿La riesling es una cepa germánica? En realidad, cualquier uva llegó al Rin, 2 mil años atrás, desde el Mediterráneo. Hace 40, los Poveda la trajeron de vuelta y Bodegas Monóvar hace con ella su blanco más emblemático.
El vino blanco es tendencia y los especialistas en tinto, Rioja incluida, buscan (re)incorporarse a un ámbito cada vez más atractivo. En la cuenca del Vinalopó, incluida en la DO Alicante, no hay una tradición perdida que recuperar: siempre han hecho tinto. Una opción ha sido cultivar chardonnay, avalada por su implantación en viñedos y mercados de los cinco continentes. En el otro extremo, los Poveda se han centrado, desde casi cuarenta años atrás, en una variedad prácticamente desconocida entonces: la riesling. Además, procedía de un ‘terroir’ tan distinto al suyo como el germánico.
A Rafael Poveda, tercera generación de la saga vinatera de Monóvar, se le ocurrió, en 1979, hacer su trabajo de fin de carrera sobre Las variedades del Rin y el Mosel en un clima predesértico (Alicante). Conocía esos vinos por los viajes de su padre, Salvador Poveda II, y decidieron plantar un viñedo experimental con silvaner, müller thurgau, gewürztraminer o riesling. Esta funcionó sorprendentemente bien —eso sí, a base de riego— y, cuando la vinificaron tres años después, salió algo tan interesante como distinto a los riesling franceses o alemanes. Bodegas Salvador Poveda comenzó a comercializar su Riesling en 1992. El año pasado, la empresa se refundó como Bodegas Monóvar —MG Wines Group— y el Riesling se convirtió en una de sus apuestas. Ha plantado 11 hectáreas de esa variedad, junto a las 7 y media que tenía, para, dentro de tres años, empezar a incrementar notablemente la producción del vino que lleva su nombre. Antes de Navidad saldrá el Riesling 2017: un blanco alegre, elegante y paradójicamente mediterráneo a unos 5 euros.
Si su papel en la resurrección del fondillón fue la gran aportación de los Poveda al pasado y el presente del vino de la DO Alicante, la aclimatación de la riesling puede ser la del futuro. Pero ¿es posible que una cepa germánica se convierta en emblema de los blancos de esa zona? De hecho, ya hay varios riesling valencianos, aunque ninguno tan meridional. Además de enólogo, Rafael Poveda es un reputado erudito y, junto a sus argumentos técnicos —la planta sigue siendo igual que la que él trajo del centro de Europa el siglo pasado—, esgrime otro de distinto calado: ninguna vid alemana es originaria de allí, todas proceden de las que los romanos llevaron hace 2 mil años. Si el viaje de ida fue un éxito ¿por qué no emprender el de vuelta?
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