Madeira nos seduce sobre todo por sus singulares vinos, aunque la exuberancia frutal de sus mercados es también un innegable atractivo. Además, hay alojamientos como Casa Velha do Palheiro, asociada a Relais & Châteaux, y restaurantes como el biestrellado Il Gallo d’Oro, en el hotel The Cliff Bay.
El ADN británico del vino de Madeira, comparable al del oporto o el jerez, está vinculado a la estratégica ubicación de la isla en las rutas marítimas que unían a Europa con África y América, por donde, entre otros, llegó el inglés John Blandy en 1808. Su bodega Blandy’s Wine Lodge es todo un emblema: está en un convento bicentenario del centro de Funchal y se puede visitar. Pero la actividad vitivinícola se remonta más de cinco siglos atrás, cuando los británicos trajeron de Grecia las primeras cepas. Cuatro arraigaron especialmente —boal, verdelho, malvazia, sercial— y definen el vino de Madeira. Desde finales de agosto hasta principios de septiembre, la capital de la isla celebra, coincidiendo con la vendimia, un Wine Festival que incluye numerosos puestos de comida protagonizados por los productos tradicionales de Madeira, además de representaciones y actividades en torno al vino, su elaboración y su historia.
La riqueza de Madeira en cuanto a frutas tropicales es menos conocida. En otoño e invierno destacan el aguacate o el mango, además de naranjas, mandarinas, membrillos o guayabas, y las castañas asadas en la calle son toda una seña de identidad: en Curral das Freiras se les dedica una fiesta. La estrella de la primavera y el verano es la fruta de la pasión, que destaca por su exotismo junto al plátano o la piña en el emblemático Mercado dos Lavradores, en el casco antiguo de Funchal. Cerezas, pitangas y arándanos son otras frutas que abundan en Madeira, junto a las uvas que, aunque se destinan principalmente a la elaboración de vino, también se producen para el consumo de mesa. El verano es la temporada de los higos, las sandías y los melones. Entre las manzanas destacan las de Ponta do Pargo.
Para una exclusiva escapada a Madeira, un buen campamento base es la elegante y minimalista Casa Velha do Palheiro [en la FOTO], asociada a Relais & Châteaux e integrada en un entorno de bosques exhuberantes. Para gourmets, Il Gallo d’Oro, en el hotel The Cliff Bay de Funchal, tiene dos estrellas Michelin, con una cocina de base clásica francesa y productos locales dirigida por Benoît Sinthon. En la zona vieja de la ciudad, hay restaurantes de comida tradicional: pez espada con plátano frito, pan de mantequilla de ajo, bollo de miel, espetada de carne a la barbacoa… La capital de Madeira, con algo más de 100 mil habitantes en la actualidad, fue fundada en la primera mitad del siglo XV por el navegante portugués João Gonçalves Zarco, que le llamó Funchal por su ubicación en una bahía repleta de funcho: hinojo en portugués.