Las edades del Duero en seis ejemplos

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Desde algunos vinos que no pasan más de medio año en barrica hasta un gran reserva con 18 meses, todos expresan las edades del Duero. Los riberas irrumpieron en el panorama vinícola con un estilo a medio camino entre el joven y el crianza de siempre. Pero de todo hay a orillas del río de Machado. También, en cuanto a precio. Por ejemplo, estas seis referencias entre los 6 y los 25 euros.

Finca Santa María es la nueva marca de Valtravieso y la de 2015, su primera añada. No pasa más de seis meses en barricas de roble francés, lo que, unido a la altitud del viñedo —más de 900 metros sobre el mar en algunos puntos—, le da una característica vivacidad frutal y un elegante equilibrio. Tiene la versatilidad de un vino de tapeo —además del precio, unos 8 euros— y también la profundidad de un buen acompañante para comidas más solemnes.

El Grupo Matarromera explota su diversidad geográfica con gamas que declinan un mismo concepto —vinos de finca, ecológicos— en distintas DDOO. Los Granza son de “organic grapes”: un blanco de Rueda, un tinto de Toro y un ribera. Este último, en esa línea que tan bien expresa las edades del Duero, pasa seis meses en barricas francesas y americanas, que contribuyen a su complejidad en nariz —frutas, flores, especias, torrefactos, minerales— y a la carnosidad de unos amables taninos en la boca. Unos 8 euros.

Muntra es una pequeña bodega con tres generaciones de tradición familiar que elabora un crianza y un reserva a partir de sus 16 hectáreas de tempranillo, de entre 15 y 80 años, en Santa Cruz de la Salceda, al sur de la provincia de Burgos. Y también un Muntra Roble, con nueve meses de barrica francesa, con la potente armonía que resulta de ensamblar una buena fruta y una buena crianza, y con una magnífica relación calidad-precio: unos 6 euros.

Barcolobo se define como “bodega-boutique” y está en la Reserva Natural Riberas de Castronuño – Vegas del Duero. El crianza —doce meses en roble francés— lleva cabernet y syrah además de tempranillo, y no está amparado por la DO. Su última cosecha, la de 2012, presenta un nuevo diseño, sobrio y elegante como el propio vino. De ese año, pero más exclusivo —ya no son 14 euros, sino 35—, Barcolobo acaba de lanzar El Jaral, con año y medio de crianza.

El Conde de San Cristóbal 2012 es caso aparte y no ya porque sea el vino que tomaron los Obama y Raúl Castro en su encuentro de La Habana. Tiene una magnífica presencia desde la botella misma y una potencia elegantemente ribereña en consonancia. Cuesta unos 15 euros y envejece durante 12 o 14 meses en barricas nuevas, con un 10% de cabernet y otro tanto de merlot. Es de los que pediríamos para acompañar un lechazo castellanoleonés, por ejemplo.

En el top de esta muestra aleatoria y de las edades del Duero, el Viña Arnáiz Gran Reserva 2008. Una crianza rotunda —18 meses de roble francés nuevo y lo que le echen en la botella— no mengua el carácter frutal y el peso en boca propios de un ribera, si se trata de una vendimia capaz de fundirse con la madera en un sabio bouquet y una venerable sedosidad. Igual que tampoco están reñidos con la calidad más noble los productos de un gigante como García-Carrión. A 25 euros.

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