Las Cuevas de Sandó —la coctelería del madrileño hotel Santo Domingo— inicia su temporada de otoño-invierno después de que Sunset Lookers, en la azotea del edificio, haya sido la opción veraniega en cuanto a copas y cócteles. Está en el sótano del hotel —muy cerca de la Gran Vía—, en unas auténticas cuevas subterráneas con más de cinco siglos, que siguen dando esa sensación oculta y ancestral en vivo contraste con una decoración de lo más contemporáneo.
Las Cuevas de Sandó abre de jueves a sábado, de 7 de la tarde a 2 de la madrugada. Entre sus propuestas —más de treinta cócteles— están el Mint Julep, el Bahama Mama, el Daquirí, la Caipirinha, el Bloody Mary o el Jägerjito. Cuestan entre 10 y 12 euros —también hay cócteles sin alcohol, como el Virgin Mojito, a 9— y las copas, con un buen repertorio de ginebras y vodkas, entre 9 y 6. Las Cuevas de Sandó sigue siendo un lugar semiclandestino y se accede a través del propio hotel Santo Domingo.