La plaga de la filoxera supuso una catástrofe agrícola y económica de una magnitud devastadora, cuyas consecuencias perduran hasta hoy en algunos aspectos. La Comunitat Valenciana fue el último reducto, pero acabó contaminándose completamente entre 1902 y 1912.
La filoxera es un insecto minúsculo que ataca a las raíces de la vid y destruye la planta. Parásito natural de las vides silvestres americanas —inmunes a sus efectos—, su acción fue letal cuando entró en contacto con la indefensa vitis vinifera europea. El fatal encuentro tuvo lugar en 1865 con la llegada a Francia de vides americanas como curiosidad botánica y todavía hoy es preciso injertar las plantas europeas sobre pies americanos como única forma de evitar el ataque de la filoxera. Cuando se dio con ese remedio, después de intentarlo todo, el viñedo europeo estaba al borde del colapso.
La plaga de filoxera que lo asoló desde mediados del siglo XIX hasta bien entrado el XX tuvo un alcance extraordinario. Por ejemplo, propició que la Rioja se erigiera en alternativa al viñedo bordelés o que el mapa agrícola valenciano pasara del predominio de la vid al de los cítricos. El gobierno español consideró la plaga una “calamidad pública” en 1885, pero, antes, la ruina de los competidores franceses había sido una bendición también para muchos. Entre 1877 y 1879, la producción francesa cayó a la mitad y en las dos décadas siguientes la plaga arrasó la Península Ibérica, excepto La Mancha, la Región de Murcia y la Comunitat Valenciana. Fueron años de esplendor para los puertos de València y Alicante con la exportación de vino a Francia, Cataluña y los mercados que estas abastecían antes de la filoxera.
Pero, con el siglo XX, la plaga acabó contaminando también esos reductos. Desde Francia había pasado los Pirineos por Navarra o Cataluña y hubo otros focos por la importación de sarmientos americanos, sobre todo, en Oporto y Málaga. A la Comunitat Valenciana llegó desde Andalucía en 1900 por Dolores y en una década invadió el Vinalopó y L’Alacantí. También llegaron plantas americanas a Gata en 1904 y al año siguiente la filoxera se había extendido por toda La Marina. Entre 1902 y 1917 se contaminó toda la Comunitat, que en 1922 había perdido el 40% de su viñedo. En la costa lo reemplazaron los naranjos y, en el interior, los olivos y los almendros. El viñedo de la huerta de Alicante, cuna del fondillón, pasó a la historia, como el de la zona de Alcoy.
Pero la filoxera había afectado al vino valenciano antes que a su viñedo. Ante la ruina de los competidores franceses, las bodegas dejaron de lado sus mejores vinos —el fondillón desapareció casi por completo— en favor de la gran producción. Cuando la plaga les alcanzó de lleno, la catástrofe agrícola coincidió con el desastre comercial, porque el vino francés ya se había recuperado y se abrió una crisis cuyas huellas son perceptibles hoy día.
Otros artículos sobre el vino:
· Vino y exportación: del glamour al bag in box
· El sector vinícola y su escasa implantación en la red