Como alternativa a Halloween en Baleares pervive un goloso repertorio de especialidades asociadas a la celebración de Todos los Santos: huesos de santo, panellets, bunyols, rosaris ensucrats… Los rosaris son unos grandes collares de golosinas que los padrinos regalan a sus ahijados y estos los lucen durante toda la celebración. Llevan caramelos de colores o bombones personalizados con una figurita de papel y las pastelerías baleares los cuelgan de sus paredes y ventanas para atraer la atención de los más pequeños.
En Mallorca, los rosarios y los panellets de Todos los Santos tienen su origen en una costumbre medieval. Se llamaban “panellets de mort” y el día de Todos los Santos se depositaban en las tumbas y las iglesias. Más tarde, esos “panecillos” se ofrecían como limosna. Parece que, en el pasado, cada pieza del rosario era un “panellet de mort”, elaborado con harina y frutos propios de la época: castañas, almendras, piñones, calabaza… Típicos de Baleares, Cataluña y València, se comen tradicionalmente la víspera de Todos los Santos para celebrar la Castañada, acompañando a boniatos y castañas asadas. Se hacen con masa de mazapán cubierta de piñones, almendra picada, coco, chocolate, membrillo u otros ingredientes.
Frente al americanizado Halloween en Baleares perduran tradiciones como la menorquina de comer Bunyols de Tots Sants. Se suelen servir con miel, azúcar o arrope y se pueden encontrar en las pastelerías o en puestos callejeros. En Ibiza, la tradición manda que la familia se reúna la noche de Todos los Santos para celebrar Sa Trencada, que consistía en una cena a base de frutos secos y fruta del tiempo, además de panellets y bunyols bañados en vino dulce.
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