Se cumplen 40 años de la presencia de Familia Torres en Chile, con sus aportaciones a la modernización de la enología, al desarrollo de la agricultura ecológica o al comercio justo. La familia Torres ha rescatado del olvido viejos viñedos, como el Manso de Velasco, con cepas de cabernet sauvignon de más de cien años, o los de la uva país, con plantaciones bicentenarias cuyos vinos se malvendían sin que se apreciara su enorme potencial. La carignan, cuyas cepas de más de cien años ofrecen una expresión singular en el valle del Maule, o las variedades implantadas en el valle de Itata hace más de tres siglos —moscatel, cinsault— también están entre las que se han puesto en valor con la contribución de Familia Torres en Chile. Las primeras innovaciones de Miguel A Torres, actual presidente de la compañía y cuarta generación de la familia, consistieron en incorporar los depósitos de acero inoxidable o las barricas de roble francés, inusuales allí en 1979.
Miguel Torres Chile se ha consolidado como una de las bodegas de referencia. Actualmente, tiene 400 hectáreas de viñedo en propiedad y elabora unas diez referencias de vino —además de una de pisco— que se comercializan en más de cien países. La sostenibilidad y la viticultura orgánica son otros elementos de la estrategia de la empresa de cara a obtener vinos de alta gama. El primero de ellos fue el Santa Digna Rosado, del que se ha lanzado una edición especial en conmemoración del cuarenta aniversario de Familia Torres en Chile. El enoturismo —en su bodega de Curicó— y la gastronomía —en el resturante de la propia bodega y en La Bodeguita Miguel Torres de Santiago de Chile— son otras de sus apuestas.
Algunos vinos de Familia Torres:
· LAS PISADAS 2015. Familia Torres en Rioja
· CELESTE RESERVA 2014. Torres en Ribera del Duero
· PAZO DAS BRUXAS 2016. El albariño de Torres
· SALMOS 2016. Una apuesta por el Priorat
