La propuesta El Vino en Iberia ha sido incorporada por el Consejo del Patrimonio Histórico Español a la Lista Indicativa de Patrimonio Mundial, que es la relación de bienes que España presenta ante la UNESCO para que sean reconocidos por esta institución atendiendo a su valor universal excepcional. Así, con la incorporación a esta lista, estos bienes se encuentran ya en la antesala de un reconocimiento de enorme valor que podría llegar en pocos años.
El Vino en Iberia representa lo que se llama un “bien en serie”, cuyo valor reside en el conjunto que forma. Se trata de un patrimonio que implica a tres comunidades autónomas y está formado por los lagares rupestres de Requena, en Valencia —una auténtica factoría de la época—, los pecios de Mazarrón y San Javier, en Murcia, y el Castillo de doña Blanca, en Puerto de Santa María. El conjunto permite interpretar cómo surgió una de las grandes culturas del Mediterráneo: la Ibérica. Es una civilización que se creó gracias a la relación establecida entre los indígenas que habitaban la Península y los fenicios llegados desde el Mediterráneo oriental, entre los que el vino funcionó como un catalizador capaz de impregnar toda la cultura del momento, desde la religión y el comercio hasta las relaciones sociales y la producción agrícola.
Para abordar la tarea de formar parte de esta lista indicativa, con exigentes requisitos de UNESCO, en 2011 se formó la asociación Territorio Bobal DO Utiel-Requena que ha liderado el proyecto. Se barajaba la idea de buscar el reconocimiento como Paisaje Cultural para toda la comarca, pero finalmente se apostó por centrar la propuesta en el vino en la época ibérica e invitar a otras comunidades autónomas a enriquecerla. Andalucía y Murcia se sumaron desde el principio y, recientemente, Aragón ha solicitado incorporar alguno de sus bienes de época ibérica.
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