ALAIN DUCASSE. ED TXALAPARTA, 2018. Comer es un acto político ¡por supuesto! La miseria alimentaria de un abrumador porcentaje de la humanidad, la lucha de clases que escenifica el restaurante como ningún otro lugar —entre clientes y trabajadores o dentro de la plantilla misma—, la precariedad laboral y salarial en un sector fundamental para el PIB o el empleo… Son cuestiones de lo más “gastronómico” —como tales las tratamos aquí con cierta frecuencia— susceptibles de planteamientos y soluciones estrictamente políticos que no aborda el estrelladísimo Alain Ducasse —con la aportación no explicada de un tal Christian Regouby— en Comer es un acto político, que concluye con un “Manifiesto por una gastronomía ciudadana” y va de agroecología, trazabilidad y todo lo demás. Pero, hablando de gastronomía y política, ¿es políticamente correcta su reivindicación decididamente supremacista de lo francés? Más aún: unos tomates mimados por un agricultor comprometido, a un precio inaccesible para la mayoría, ¿son de derechas o de izquierdas?
Ensayo
166 páginas
16,50 €
Comer es un acto político y algunos libros lo demuestran:
. Cocineros y camareros: la venganza del proletariado
. EN EL RESTAURANTE. La gastrodesigualdad
. EL HAMBRE. Un problema político