Cinco varietales blancos no tan frecuentes

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Las modas que vienen y van —no siempre de forma comprensible— parecen imponer la albariño y la verdejo. Con ellas se hacen algunos de los mejores blancos españoles y otros que, simplemente, aprovechan su tirón. ¿Qué más hay? Godello, garnacha blanca, tempranillo blanco, gewürztraminer, sauvignon blanc, macabeo… Solas o combinadas. ¡Será por diversidad varietal!

Tampoco en su zona de origen. La albariño no es la única uva apta para esos blancos refrescantemente atlánticos que tan bien se llevan con la gastronomía y el verano del Mediterráneo. La godello es la que tienen por propia en el Bierzo, comarca galaicoleonesa con una DO celosa como pocas de sus variedades autóctonas. Dominio de Tares, con un atractivo catálogo de tintos de mencía, es una de sus valedoras y este verano ha lanzado La Sonrisa 2015: un godello fresco, frutal y cremoso a unos 8 euros.

Para variedades peculiares, la tempranillo blanco, mutación relativamente reciente (1988) de su homónima tinta que la DOC Rioja reconoció como propia en 2009 y Sonsierra cultiva desde 2011. En 2015 elaboró su primer varietal de esta cepa arraigada, innovadora y singular. El Sonsierra tempranillo blanco 2015 pasó cuatro meses en barricas nuevas —francesas, la mayor parte—, para redondear un vino complejo y sedoso con tanto potencial como la propia variedad. Cuesta unos 9 euros.

La garnacha blanca debe tener un origen similar, pero remoto. Implantada en otras zonas y rescatada del granelismo por su personalidad o su aptitud para la crianza, es la blanca emblemática de la DO Terra Alta. Lafou Celler, bodega creada en 2007 por Ramon Roqueta desde el arraigo y el espíritu innovador, ha contribuido a ponerla en valor. Els Amelers 2015 resume el carácter de la garnacha blanca —sofisticación mediterránea en nariz, inusual consistencia en la boca— a unos 14 euros.

La gewürztraminer llegó del frío —Alemania, Alsacia— y se aclimató en comarcas como la del Somontano, en el Pirineo aragonés. Impulsor de esa DO fue Viñas del Vero —fundada en 1986 y adquirida por González Byass en 2008—, que en su gama Colección —vinos de finca y producción limitada— incluye un varietal de esa cepa procedente del Pago El Enebro por unos 10 euros. Sus aromas florales y de fruta tropical o su sabrosa sedosidad maridan, como pocos vinos, con la comida exótica y picante.

No todo van a ser varietales y los casamientos entre una francesita pija y un muchachote de aquí nos suelen caer bien: sauvignon blanc y macabeo, en este caso. Es el coupage del Gotim Blanc 2015 de Castell del Remei, en la DO Costers del Segre, y hace posible, entre otras cosas, su magnífica relación calidad-precio: unos 6 euros. Las virtudes de las dos cepas se combinan en un mensaje de frescor y fruta —con buena presencia en la boca— tan meridianamente claro como el de su nueva etiqueta.