Anthony Bourdain es sobre todo, para Diario de un Glotón, el autor de Confesiones de un chef. Con ese libro y otros escritos memorialísticos, abrió una sugerente vía gonzo en la literatura y el periodismo gastronómicos.
Si uno es fan de Anthony Bourdain, desde que en 2001 se publicó la primera edición española de Confesiones de un chef, es por su faceta de escritor que instauró el género gonzo en la literatura y el periodismo gastronómicos: esa querencia a la marginalidad y la contracultura, desde ese subjetivismo radical donde sus circunstancias como narrador pesan tanto como unos hechos reales e hiperrealistas. Con aquellas memorias —donde el día a día de un cocinero profesional transcurre en un auténtico paraíso infernal de sexo, droga y rock’n roll— alcanzó como personaje mediático la notoriedad que nunca obtuvo dirigiendo una cocina como si capitaneara un barco pirata. Y dio el salto a la televisión.
Sus incondicionales como escritor hemos seguido leyéndole. No perdió su estilo directo y canalla en Viajes de un chef o en Malos tragos, productos editoriales para un mercado ávido de su firma, pero su agudeza más directa y descarada reapareció, por ejemplo, en algunas páginas de En crudo. Esa recopilación de artículos diversos incluye el titulado “¿Así que quieres ser chef?”, con impagables consejos para jóvenes que piensen matricularse en una escuela de cocina: el aspirante a cocinero debe tener claro que “le gustan el calor sofocante […], el estrés […], un sueldo bajo […], los cortes, las quemaduras y otras lesiones en el cuerpo y el cerebro, así como la falta de algo semejante a una jornada de trabajo razonable y una vida normal”.
A punto de cumplir 62 años, Anthony Bourdain apareció ahorcado en una habitación de un hotel cerca de Estrasburgo, a donde le llevó el rodaje de un nuevo episodio de Parts Unknown para la CNN. Todo apuntaba a un “gesto” como el de Mayakovsky que Raimon se atrevió a calificar de “absurdo” e “inútil”. Los obituarios periodísticos y socialmediáticos aludían a su perfil de cocinero televisivo iconoclasta, al punk y al rock’n roll, a su lado provocador y comprometido… Bourdain habló en sus programas para la CNN, emitidos en medio mundo, de comida y de cocina. Pero sus declaraciones y comentarios no fueron ajenos al trabajo de los inmigrantes —“si el señor Trump deporta a 11 millones de personas, todos los restaurantes de EEUU cerrarían”—, del daño que su país ha causado en lugares como Palestina y Vietnam o de la “ofensa” que supone el despilfarro de alimentos en la primera economía del mundo.
Muchos han recordado que estrecharon su mano o le escucharon en algún congreso durante alguno de sus viajes a España, pero uno le echará de menos, sobre todo, como escritor. Seguro que habrá nuevas ediciones, traducciones y publicaciones de cosas dispersas o inéditas. Nunca es tarde para leer y seguir leyendo al entretenido, revelador e imprescindible Anthony Bourdain.
Lo último de Anthony Bourdain y una de sus secuelas:
. APPETITES. Más confesiones de un chef
. CARNE PICADA. Gastronovela gonzo