ANDREA CAMILLERI. EDICIONES SALAMANDRA, 2016. Aunque Montalbano se llame así en homenaje al detective gourmet creado por Manuel Vázquez Montalbán, el comisario siciliano y Pepe Carvalho tienen poco que ver. Salvo Montalbano es un tragaldabas, no un gourmand, y ni siquiera cocina. Eso sí, las comilonas que se despacha en la trattoria de Enzo o las que le prepara Adelina, su asistenta, acaban en reposada caminata por el muelle o en solitaria sobremesa en el porche de su casa, en las que, a base de reflexionar a solas consigo mismo —tanto como en su trabajo con unos colaboradores de lo más arquetípico—, un Montalbano más borde que de costumbre va dando con las claves de una trama tan amena como inquietante, en un contexto donde mafiosos, políticos y criminales acaban siendo la misma cosa. El sentido del humor, como de película italiana o de sainete valenciano, también nos resulta extraordinariamente familiar.
Novela
222 páginas
16 €
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