Malvasía y DO Alicante: crónica de un regreso

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Malvasía y DO Alicante tienen una historia en común. Salino de Vinessens recupera ahora esa variedad en el viñedo villenense y abre otra puerta para el desarrollo de una cultura del blanco en la zona.

La gran asignatura pendiente de los vinos de la DO Alicante son los blancos y parece que las bodegas de la zona se van poniendo a ello. Los tintos son los que más altas cotas alcanzan y, en la última campaña, integran hasta el 80% de la producción —rosados incluidos— frente a poco más del 11% de blancos. La monastrell se consolida como el rasgo distintivo de una identidad que cada vez se asocia más a la variedad. En cambio, los blancos de la DO Alicante siguen en busca de una personalidad propia.
No hay que olvidar el éxito de algunos moscateles de La Marina ni los nuevos vinos secos y modernos que algunos bodegueros empiezan a hacer con su blanca de siempre, destinada tradicionalmente a mistelas y licorosos. Otros buscan alternativas varietales y la viognier —una cepa mediterránea septentrional, pero mediterránea al menos— se ha aclimatado con buenos resultados en El Comtat. La fiebre de la chardonnay ha dejado en el Vinalopó algún blanco con crianza más o menos logrado y algún encomiable intento de mediterraneizar esa variedad continental: por ejemplo, el Essens de Vinessens.

Los enólogos Andrés Carull y Marta Ribera son los artífices de esa bodega que elabora tintos tan notables como El Telar o La Casica del Abuelo y han abierto una nueva vía para los blancos a partir de la malvasía, cepa de las mistelas catalanas y de los gloriosos vinos de El Grifo en Lanzarote. Carull y Ribera descubrieron que fue una variedad ampliamente arraigada en el entorno del Vinalopó, de Els Alforins, de la zona oriental de La Mancha y de parte de Murcia, donde aún queda algún viñedo. Más aún: que la malvasía canaria, implantada en las islas hace más de tres siglos, procedía ni más ni menos que de esa zona. En 2012 la llevaron de vuelta a Villena y en 2016, por primera vez, han hecho vino con ella, retomando la relación histórica entre malvasía y DO Alicante.

Hace poco presentaron Salino, nombre relacionado con un toque como de manzanilla de Sanlúcar procedente de la salinidad del suelo. Es un vino interesante, distinto, más anisado que frutal, fresco… Tiene la complejidad y el volumen que le da el trabajo con las lías en depósitos ovoides y porosos, y una pincelada amarga al final. Este rasgo aparece en malvasías, moscateles y similares cuando no conservan algo de azúcar, y ha hecho que se optara tradicionalmente por elaborarlos en versión dulce. Pero, bien gestionado, aporta elegancia y relieve. El Salino de Vinessens abre otra puerta al desarrollo de una cultura del vino blanco en la zona a partir de la entente entre malvasía y DO Alicante. Al otro lado puede que haya vinos jóvenes y alegres, blancos con crianza, grandes licorosos…

El viñedo de la DO Alicante produce mucho vino tinto y, cada vez más, buen vino tinto. Pero, en gran parte, la gastronomía y la cultura de la zona —la cocina marinera o el consumo vinculado al ocio y al turismo— piden vinos blancos. ¿Lograrán superar esa contradicción enogastronómica que se repite en otras zonas productoras de vino? Lo siguen intentando…

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