Los mercados de Palma le dan la razón al viajero que, para tomarle el pulso a una ciudad, lo primero que hace es visitar esos espacios. En los de la capital balear, conviven el vecino que hace la compra y el turista con el gourmet que busca los mejores productos, en una espléndida galería que condensa la gastronomía y la identidad de la ciudad y de su entorno.
Entre los mercados de Palma hay dos imprescindibles: el Mercat de l’Olivar y el de Santa Catalina. El primero, en la plaza del Olivar, hay auténticas boutiques dedicadas a los productos del Mediterráneo y del mundo, y destaca la Gastroteca Mauricio. El Mercado de Santa Catalina es un mercado de corte tradicional donde ir a hacer la compra: embutidos, encurtidos, ensaimadas o producto fresco, con pequeñas gastrotecas donde degustarlos.
Pero los mercados de Palma ofrecen muchas más opciones. En el de Es Coll d’en Rabassa, los miércoles, hay prácticamente de todo —fruta, verdura, flores, souvenirs— y en una línea similar están los mercados semanales —los viernes— de Rafal Nou o Tarent. Para productos ecológicos, están los mercados de la plaza Bisbe Berenguer de Palou —martes y sábados— y el de Pere Garau, abierto todas las mañanas, salvo los domingos.
La novedad trendy es el Mercat 1930 —también conocido como Palma Gastronomic Market—, con dieciséis puestos de gastronomía de distintos países que abren todo el día y todos los días. Y en esa línea de mercado contemporáneo, el Mercat de Llevant, con una agradable terraza, ofrece también música en directo los viernes y los sábados.
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