Estos nueve souvenirs gastronómicos de Palma son toda una metáfora de la identidad mallorquina y auténticos símbolos de las experiencias que hacen que la isla perviva en la memoria del visitante. Los emblemas de la tradición agroalimentaria mallorquina se convierten en regalo y en recuerdo.
La ensaimada se remonta al siglo XVII y en época más reciente se han desarrollado distintas variedades —con nata, crema o chocolate—, así como otras ligadas a algunas celebraciones: la de tallades, con sobrasada y calabaza, es propia del Carnaval. Las más arraigadas son la lisa —sin relleno— y la de cabello de ángel. Una opción es acompañarla de helado de almendra cruda. Numerosas panaderías tienen Indicación Geográfica Protegida y dos de las más emblemáticas son el Fornet de la Soca y el Forn Fondo, donde también se encuentran otros souvenirs gastronómicos de Palma como robiols, panades, crespells, cocarrois, panellets o buñuelos.
Las cocas también están presentes en los hornos de Palma y las hay dulces o saladas, de patata de Valldemossa, de albaricoque, de verduras o de pimientos asados. La más emblemática es la de trempó. Está hecha con hortalizas y resulta muy veraniega.
Las almendras mallorquinas, amparadas por una Indicación Geográfica Protegida, se caracterizan por su dulzor y por su textura grasa. Son la base del gató d’ametlla, un dulce que se suele acompañar de helado de almendra, y evocan los campos de almendros en flor, en invierno, como una encantadora postal de la isla.
La sobrasada de Mallorca también está protegida por una denominación de origen y se elabora con carne magra de cerdo, manteca y pimentón. Otros embutidos elaborados con cerdo negro mallorquín son el botifarró y el camaiot.
El aceite de oliva de Mallorca también goza de una Denominación de Origen Protegida y es un ingrediente clave de la cocina tradicional de la isla.
Los vinos de Mallorca son otro de los souvenirs gastronómicos de Palma. Proceden de las más de sesenta bodegas que hay en la isla, con variedades autóctonas como manto negro, callet o premsal blanc y dos denominaciones de origen: Binissalem y Pla i Llevant.
También tienen su DOP las hierbas de Mallorca, un anisado que se elabora desde el siglo XIII con botánicos autóctonos: menta, hinojo, romero, hierba luisa, manzanilla, limonero, naranjo o toronjil. Las hay dulces, secas y mezcladas.
El licor de Palo, otro de los souvenirs gastronómicos de Palma, se utilizaba en los siglos XVI y XVII para combatir enfermedades provocadas por las picaduras de mosquito. Se elabora con corteza de quina, raíces de genciana y azúcar quemada. Se toma como aperitivo, solo, con hielo o con sifón y también está amparado por una DOP.
La sal marina ya se extraía en la zona de Es Trenc durante la época de los fenicios, aunque no se convirtió en uno de los souvenirs gastronómicos de Palma hasta el 2003. La hay aromatizada con hibisco, aceituna negra y hierbas o especias diversas.
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